Limitaciones como la brecha digital y la baja alfabetización en línea, así como los discursos de odio, los riesgos en seguridad, y la marginalización de comunidades, son algunas de las barreras que existen actualmente en el mundo digital y que no están permitiendo que los derechos en línea se cumplan.

En la actualidad los niños, niñas y jóvenes (NNJ) son importantes usuarios de las nuevas tecnologías y el internet. Sin embargo, en su mayoría, no son conscientes de sus deberes y derechos como usuarios activos. Lo anterior promueve un uso ineficiente y muchas veces peligroso, al estar expuestos a un sinfín de contenidos libres rotando en la red.

Al mismo tiempo, sus propios derechos fundamentales estipulados en la Convención sobre los Derechos del Niño, no están siendo respetados, ni actualizados al contexto que vivimos.  Latinoamérica es una de las regiones del mundo que se ve más afectada por esta situación debido a  importantes barreras: la brecha digital, la baja alfabetización en línea, y el que no se incluya de forma transversal o se discrimine en internet a jóvenes de zonas rurales, jóvenes LGBTQ, grupos étnicos,  jóvenes que viven con algún tipo de discapacidad,  niñas y mujeres jóvenes, entre otros.

Por ello, existe una necesidad de evidenciar que las plataformas digitales pueden ser aprovechadas por los NNJ de tal forma que exista democratización al momento de acceder a la información y empoderamiento de NNJ en la red, donde puedan hacer un uso seguro, responsable y participativo ejerciendo sus derechos en línea.

La Convención de los Derechos del Niño (CDN) fue adoptada en 1989: desde esa fecha los avances de la tecnología, en especial de internet, han sido de tal magnitud que los ambientes comunes donde los niños, niñas y adolescentes interactúan ahora también se encuentran en línea.

Este cambio ha incitado que hasta documentos internacionales como la CDN, firmada antes de que se predijera el impacto que internet tendría en las vida cotidiana de los ciudadanos, sea parte importante de la discusión al momento de comprender qué son y qué implican los derechos digitales.

En este sentido, Rayen Condeza, periodista y magíster en Ciencias de la Educación de la Universidad Católica de Chile, habla de la importancia de volver a pensar la CDN tomando en cuenta los derechos digitales de los niños, niñas y jóvenes.

La rápida incorporación de las TIC a la vida cotidiana ha provocado que se genere una discusión en torno al nuevo significado que tendrían los derechos de los ciudadanos en entornos digitales.

Dentro de los derechos estipulados en la CDN no se hace referencia a la web, pero sí, a acciones que están estrechamente relacionadas con la utilización de este medio. Como lo son; la libertad de expresión y de información (artículo 12 y 13); libertad de asociación y participación (artículo 15); derecho a la identidad (artículo 8) y a la privacidad (artículo 16); a la honra y reputación (Artículo 13 y 16).

Elaboración propia en base al decálogo de los e-derechos de UNICEF.

 

En este sentido y como una forma de promover que se respeten los derechos en línea, UNICEF tomando como base a la CDN, elaboró un e-decálogo de derechos digitales que son los que recomienda tomar en cuenta al momento de establecer mejores ambientes en Internet.

El e-decálogo transmite principalmente la importancia de que no exista discriminación para acceder a internet, donde tiene que respetarse la libertad de expresión y aprovecharse las oportunidades de desarrollo que brinda esta tecnología, siempre velando por que los ambientes en línea sean respetuosos, seguros y provechosos.

También organismos internacionales avalan la posición de que los derechos de las personas también deben ser protegidos en Internet, entre ellos, el Consejo de Derechos Humanos (CDH), a través de sus resoluciones, recomienda a los países miembros una serie de buenas prácticas para proteger a los ciudadanos y al mismo tiempo, fomentar un uso positivo de la tecnología.

«Los derechos de las personas también deben estar protegidos en Internet, en particular la libertad de expresión, que es aplicable sin consideración de fronteras y por cualquier procedimiento que se elija, de conformidad con el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos» (Resolución Nº 20 CDH, 2012).

Pero, ¿se puede decir que se están respetando los e-derechos? Como se verá a continuación no todos pueden acceder a Internet, existen muchos problemas con el resguardo de la seguridad y se mantienen los discursos de violencia contra diversas comunidades.

La Brecha Digital: definiciones y tipos

Según el libro La Brecha Digital, Mitos y Realidades, de Arturo Serrano y Evelio Martínez, esta última es entendida como “la separación que existe entre las personas (comunidades, estados, países…) que utilizan las tecnologías de la información y comunicación como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas y que aunque las tengan no saben cómo utilizarlas”.

Pero para el investigador Mark Warschauer autor del libro “Technology and social inclusion: Rethinking the Digital Divide”  la brecha digital va más allá de quiénes tienen acceso y quiénes no, el autor postula que además de acceder a la tecnología es importante adaptarse a ella, crear conocimiento y utilizarla para realizar prácticas sociales significativas:

En proyectos de tecnología en todo el mundo, con demasiada frecuencia se enfocan en proveer hardware y software y prestan poca atención a los sistemas humanos y sociales que también deben cambiar para que la tecnología haga una diferencia (…) Contenido y lenguaje, alfabetización y educación, estructuras comunitarias e institucionales también deben tomarse en cuenta si se quiere proveer un acceso significativo a las tecnologías”.

En el libro Born Digital, de John Palfrey y Urs Gasser, también se incluye una visión que incluye la importancia de la educación y el conocimiento sobre las tecnologías. Los autores afirman que existen tres tipos de brechas digitales, las que tienen relación con el acceso básico a las tecnologías y su infraestructura, como sería la electricidad o una conexión a Internet; la que implica tener aptitudes para el uso de las tecnologías; y la que surge de una limitada comprensión del proceso que se vive en el mundo digital.  

En América Latina estas brechas se dan en un importante porcentaje de la población, según el Global Information Technology Report 2014 del Foro Económico Mundial ningún país de la región se encuentra entre los 30 primeros lugares del ranking de preparación digital, liderado por Finlandia, Singapur y Suecia. Recién en la posición 35 aparece Chile con un puntaje de 4,61 de un máximo de 7,0. De acuerdo al estudio, hay un estancamiento del continente en su lucha contra la brecha digital.

Los países que cierran el ranking a nivel regional, como Paraguay, Venezuela, Honduras, Bolivia, Nicaragua y Haití, cuentan con importantes debilidades en infraestructura, además de falta de innovación y condiciones empresariales que colaboren para explotar los beneficios que tienen las TIC.

En este sentido, en América Latina podemos observar diferencias en el área digital de diversos ámbitos: Geográficos, socioeconómicos, de género, etarios, étnicos, entre otros. Estas brechas no solo existen dentro de un mismo país sino que también entre los distintos Estados del continente. De acuerdo al Global Information Technology Report 2014, del Foro Económico Mundial: 

“Mejorar la conectividad de la región continúa representando uno de los principales desafíos a pesar de los esfuerzos recientes de muchos países para desarrollar y actualizar las infraestructuras de las TIC. De todas formas, las debilidades persistentes del sistema más amplio de innovación dificultan la capacidad de la región para aprovechar plenamente las TIC para fomentar su potencial de competitividad, destacando el auge de la nueva brecha digital-es decir, la división entre países que están logrando positivos impactos económicos y sociales relacionados con el uso de las TIC y los que no los están realizando” (.

Si nos remontamos al estudio de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT en sus siglas en español e ITU en inglés), “Informe sobre Medición de la Sociedad de la Información 2015”, podemos apreciar una tabla de medición que va desde el 0.0 al 10 sobre el índice de desarrollo de las TIC. La lista la lidera Corea del Sur, Dinamarca e Islandia, seguidos por otros países de Europa y Asia. En cambio, ninguno de los países agrupados en América Latina y el Caribe está sobre el promedio de 7.0. Solo Chile, Uruguay, Argentina, Costa Rica y Brasil alcanzan el 6.0. Es decir, de los países agrupados en Latinoamérica,  cinco tienen un desarrollo de las TIC cercano a las naciones europeas, sin sumar a los países del Caribe que cuentan con condiciones incluso más bajas de digitalización.

Índice de Desarrollo de los TIC por país en América Latina.

* Lugar a nivel mundial.

Si bien, Chile tiene uno de los más altos niveles de accesibilidad a Internet en la región, existe aún un gran porcentaje de personas que no cuentan con acceso en sus hogares, siendo una de las principales barreras el nivel socioeconómico.

El subsecretario de Telecomunicaciones del Gobierno de Chile, Rodrigo Ramírez, señala que casi un tercio de la población no tiene acceso a Internet, y que la política pública se está enfocando en llegar a las zonas rurales y aisladas donde el rol de la empresa privada es esencial.

De acuerdo al último estudio encargado por el Ministerio de Economía a la firma F & K Consultores, publicado en julio de 2015, el 82 por ciento del quintil de mayores ingresos en Chile cuenta con Internet, mientras que en el quintil más pobre, sólo el 28 por ciento.  Este mismo estudio afirma que el 40 por ciento de los hogares en zonas rurales tienen acceso a Internet, mientras que en las familias de indígenas alcanza solo el 50.  Es decir, ni el cincuenta por ciento de las comunidades marginadas cuenta con acceso a Internet, el principal soporte de las nuevas tecnologías.

Si a esto le sumamos otras comunidades que también  son marginadas y discriminadas no sólo en el acceso, sino también en el uso, como son la población LGBTQ, las personas que viven con algún tipo de discapacidad, y las niñas y mujeres jóvenes, el número aumentaría.  

Alfabetización Digital: ¿Estamos aprovechando las tecnologías de forma efectiva?

Otra barrera aparece cuando los docentes no están capacitados para utilizar las herramientas digitales en sus clases. Se trata de lo que Marck Prensky denomina “inmigrantes digitales”, y que representan a las generaciones que no nacieron en el mundo red pero han tenido que ir adaptándose a las nuevas tecnologías.

Estamos frente a una brecha digital que ya no solo se entiende en el marco de las desigualdades económicas o geográficas, sino también generacional y que afecta directamente a los estudiantes. No tan solo por el no uso de las tecnologías en el aula, sino también por el tipo de enseñanza más clásica que simplemente no les atrae a los nativos digitales, entendiendo que ser considerado uno implica más que haber nacido en cierta época o el poseer dispositivos tecnológicos.

En este sentido, no solo el acceso desigual a las TIC genera que la participación de los NNJ en procesos que promuevan su empoderamiento digital también sea desigual, sino también que esta inmersión en la red no sea la adecuada en cuanto a la formación de los ciudadanos en habilidades que impliquen  utilizar Internet de forma positiva y provechosa.

Según Giorgio Jackson, diputado del Congreso Nacional por el distrito 22 Santiago Centro, no se está alfabetizando de forma adecuada a los niños y niñas.

El uso correcto de las TIC a nivel educacional no implica simplemente su utilización en la sala de clases, como una herramienta pedagógica más para motivar el estudio a los alumnos, sino también como una forma de promover la “alfabetización digital”. Según el libro Literacies for the Digtal Age de Allan Matin, este concepto  es entendido como:

“La conciencia, la actitud y la capacidad de los individuos para utilizar adecuadamente las herramientas e instalaciones digitales para identificar, acceder, administrar, integrar, evaluar, analizar y sintetizar los recursos digitales, la construcción de nuevos conocimientos, crear expresiones mediáticas, y comunicarse con los demás, en el contexto de situaciones específicas de la vida, con el fin de permitir una acción social constructiva; y reflexionar sobre este proceso”.

Al mismo tiempo, y según un informe del Instituto de Estadística de la UNESCO realizado en 2013:

«El uso y acceso de las TIC en la educación es considerada como una herramienta que ofrece mejores oportunidades para competir en la economía global instruyendo a las personas en diversas áreas de trabajo y facilitando la movilidad social«.

En el mismo informe se señala la importancia de una política sólida sobre el uso de las TIC en educación, ya que permite que los estudiantes adquieran nuevas competencias y se facilite la formación docente.

En este ámbito, el subsecretario de Telecomunicaciones del Gobierno de Chile, Rodrigo Ramírez, asegura que las políticas públicas del país se enfocan en procesos de educación para apropiarse de las nuevas tecnologías.

La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) desarrollada en Ginebra el 2003 y Túnez el 2005 planteó en su Plan de Acción diez objetivos indicativos para mejorar la conectividad y el acceso a las TIC, los cuales debían cumplirse hasta el 2015 y adaptarse a las circunstancias de cada Estado. Al menos cuatro de las metas tienen relación directa con el uso de las tecnologías en el ámbito educativo:

1) utilizar las TIC para conectar a universidades, escuelas superiores, escuelas secundarias y escuelas primarias; 2) utilizar las TIC para conectar centros científicos y de investigación; 3) utilizar las TIC para conectar bibliotecas públicas, centros culturales, museos, oficinas de correos y archivos; 4) adaptar todos los programas de estudio de la enseñanza primaria y secundaria al cumplimiento de los objetivos de la Sociedad de la Información, teniendo en cuenta las circunstancias de cada país.

Siguiendo el mismo Plan de Acción, se promueve la tenencia global de aptitudes necesarias para utilizar los beneficios de la era digital. En el ambiente escolar, el informe manifiesta que esto puede contribuir a la consecución de la enseñanza universal, la formación de profesores y la oferta de mejores condiciones para el aprendizaje continuo que abarquen a las personas que están al margen de la enseñanza oficial.

Sin embargo, para que estos objetivos se cumplan debe haber un compromiso por parte de los países interesados en mejorar el acceso y uso de las TIC en la educación. El informe “Uso de TIC en educación en América Latina y el Caribe. Análisis regional de la integración de las TIC en la educación y de la aptitud digital (e-readiness)” del Instituto de Estadísticas de la Unesco del 2013 señala que estos compromisos se pueden presentar como; a) una política nacional; b) un plan nacional; c) un conjunto de disposiciones regulatorias; y/o un órgano o institución regulatoria. Además, expone que en la región de América Latina y el Caribe el 82 por ciento de los países tienen algún tipo de iniciativa e sobre la utilización de las TIC en educación, pero son solo Anguila, Bahamas, Barbados, Chile, Ecuador, Guatemala, San Vicente y las Granadinas, Uruguay y Venezuela los que tienen políticas públicas al respecto.

En este sentido, es Uruguay el país que más ha trabajado en la integración de las TIC en la Educación. Del total de sus establecimientos educacionales, el 96 por ciento de las escuelas primarias cuentan con electricidad y el 100 por ciento de las secundarias. Además, cada niño en etapa escolar primaria tiene un computador, como parte del Plan Ceibal, Programa para la Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea, que promueve la inclusión digital para un mayor y mejor acceso a la educación y a la cultura, y que entrega a alumnos y docentes notebooks de manera gratuita.

El Plan Ceibal desde el 2007 entrega recursos tecnológicos, formación docente, la elaboración de contenidos educativos, y además busca la participación familiar y social. En este ámbito, el programa cuenta con los siguientes principios estratégicos: la equidad, igualdad de oportunidades para todos los niños y jóvenes, democratización del conocimiento, disponibilidad de útiles para aprender y un aprendizaje de la utilización de la tecnología moderna.

El objetivo general del plan es “Contribuir a la mejora de la calidad educativa mediante la integración de tecnología al aula, al centro escolar y al núcleo familiar”, mientras que entre los objetivos específicos encontramos también aquellos que hablan sobre el uso adecuado y responsable de la tecnología para el beneficio de los niños, el fomento de la participación en la producción de información para la toma de decisiones y el apoyo a la creación y desarrollo de nuevas comunidades de aprendizaje.

Seguridad en línea

Acciones como el grooming (acecho de adultos con fines sexuales) o el cyberbullying son un peligro y afectan la seguridad y el bienestar de niños y niñas. En este sentido, las preguntas que muchos se hacen: ¿conocemos realmente lo que hacen los niños, niñas y jóvenes en internet? ¿Por qué los jóvenes se sienten atraídos por plataformas como  www.voxed.net, en la que se pueden realizar publicaciones anónimas, y que en su mayoría contienen discursos de odio y que incitan a la violencia?.

Ronald Cabré, Jefe del Programa de Apoyo a Víctimas de la Subsecretaría de Prevención del Delito del Ministerio del Interior del Gobierno de Chile, indica la importancia de conocer qué uso le están dando los niños a internet y que el principal problema es que no existe supervisión por parte de los adultos.

También empresas privadas como Google en conjunto con la Organización de Consumidores y Usuarios, están recomendando medidas de seguridad en línea poniendo a disposición un sitio web con recursos y consejos útiles para estar más seguros en Internet. Mientras que también existen aplicaciones como Youtube Kids o Pehuén digital, que son una opción para que los niños y niñas puedan acceder a contenidos apropiados para su edad. La última es una iniciativa que reúne una serie de aplicaciones que realzan el patrimonio natural y cultural de Chile.

El Comité de los Derechos del Niño (CRC) de las Naciones Unidas también se está trabajando en la temática. Sara Oviedo, Vicepresidenta del CRC, señala la importancia de conocer qué está ocurriendo con las niñas, niños y adolescentes en las redes sociales.

Al mismo tiempo, indica que desde el comité están “en todos los casos recomendandoles a los Estados que tienen que tomar en cuenta estos nuevos fenómenos, les estamos planteando que si están capacitando a los padres de familia, que si están capacitando a los profesores (…) Si los Estados han puesto o no una reglamentación que limite el mal uso que se hace por parte de las redes sociales, inclusive que ponga restricciones a cierto tipo de páginas o anuncios que puedan poner en peligro a los niños”.

Las comunidades marginadas: un universo que se amplía y visibiliza

En todo el mundo muchas comunidades han sido históricamente marginadas. Revoluciones, políticas públicas y leyes han nacido a partir del movimiento de aquellos que se sintieron excluidos en diferentes épocas de la historia: población negra, mujeres sin derecho a voto, trabajadores sin derechos laborales, estudiantes sin acceso a educación de calidad, entre otros.

Con las nuevas tecnologías, todas estas problemáticas se visibilizan con un mayor alcance mediático. El universo de las marginalidades se muestra a través de las redes sociales, en todos los formatos y plataformas.

En julio de 2016 el consorcio Unicode aprobó 11 nuevos Emojis propuestos por Google. Estos tienen como objetivo reflejar la diversidad de roles esenciales que las mujeres cumplen en la sociedad, y empoderar a las niñas alrededor del mundo.

Fuente: Google

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En relación a este tema existe una discusión latente sobre la relevancia de empoderar a mujeres y niñas en las tecnologías, su participación, formación, y la necesidad de fomentar un mayor acceso al campo laboral de las ciencias y tecnologías.

Según María Teresa Lugo, coordinadora de Proyectos TIC y Educación del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación de la UNESCO, existe una construcción social de género que incide en la relación que las niñas y mujeres establecen con las tecnologías:

«Se trata de la construcción de la niña y de la mujer, qué es lo que se espera en términos de género, las responsabilidades, los estereotipos. Por ejemplo, que a las niñas no les gusta la tecnología, que las mujeres no somos buenas para eso, que necesitamos la ayuda del hombre, o que los niños tienen prioridad».

En el marco de la XII Conferencia Regional Sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, realizada el 2013 en República Dominicana, que se centró en la temática de la igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres y las tecnologías de la información y las comunicaciones,  CEPAL realizó el siguiente video que incluye la discusión sobre la importancia de facilitar el acceso de las mujeres a las tecnologías.

Como actividad final de la conferencia, los representantes de los  Estados participantes se comprometieron por medio del Consenso de Santo Domingo, a seguir trabajando por la inclusión de la mujer en lo que concierne a la tecnología. Con respecto a esto, en el acuerdo nº 32 del documento se estipula:

«Diseñar acciones para la construcción de una nueva cultura tecnológica, científica y digital orientada a las niñas y las mujeres, que las acerque a las nuevas tecnologías y las familiarice con ellas, les permita integrarlas como parte de su vida cotidiana y facilite su uso de manera estratégica en las distintas áreas en las que se desarrollan y participan, e impulsar la ejecución de proyectos y programas nacionales de orientación que promueven y refuercen las vocaciones científicas y tecnológicas de las mujeres».

Algunas organizaciones que fomentan esto último en Latinoamérica son Laboratoria, Chicas en Tecnología y Media Chicas.

Existen también iniciativas exclusión hacia los pueblos indígenas u originarios. Jeannette Paillán, presidenta y cofundadora de la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLACPI), señala algunos de los desafíos de la tecnología y los pueblos originarios.

Persisten las condiciones de discriminación en los gobiernos que perjudican a las poblaciones indígenas en cuanto al uso de las tecnologías. Actualmente muchos trámites y servicios se llevan a cabo en Internet, sin embargo, generalmente se encuentran disponibles solo en una lengua.

En el informe Global Information Society Watch 2016 (GISWATCH) se describe la situación que viven Los Pumitas, comunidad indígena Qom, originarios de la provincia de Chaco en Argentina, y quienes hoy en día residen en la ciudad de Rosario en la provincia de Santa Fe.  

Con el apoyo de la organización Nodo TAU crearon el Centro Cultural Qadhuoqte donde cuentan con un telecentro comunitario en el que brindan clases de informática para niños y adultos de su comunidad. Les enseñan a utilizar procesadores de textos, enviar correos, crear blogs, perfiles en redes sociales, y brindan apoyo para que la comunidad pueda acceder a servicios sociales.

Oscar Talero, indígena Quom, dirigente de la comunidad, señala en el reporte que “hoy en día el gobierno es un sistema cerrado. Si estamos afuera del sistema, estamos fuera del circuito de la información, y no podemos acceder a los derechos que tenemos. Lo vemos. Entonces luchamos todos el tiempo por el acceso a Internet”.

Existen muchos casos de comunidades usualmente marginadas en relación a la tecnología. Tan solo el hecho de que el acceso a Internet en Latinoamérica se concentre mayormente en las urbes, abre un nicho de investigación sobre las diferencias de acceso entre zonas urbanas y rurales.

Según el informe Estado de la Banda Ancha 2016, en Uruguay y Costa Rica desde el 2010 al 2014 existió un aumento considerable en la penetración de Internet de zonas rurales, mientras que en países como Bolivia, El Salvador y Perú el cambio fue prácticamente nulo. El país con mayor brecha entre las áreas urbanas y las rurales en el año 2014 fue Colombia, con una diferencia en la penetración de 41 puntos porcentuales, seguido de Brasil (36p.p.).Mientras que el país con la menor brecha fue Uruguay con 13p.p.

Si hablamos de acceso, usabilidad y posibilidades de interacción con las tecnologías, también existen grandes limitaciones para las personas que tienen algún tipo de discapacidad, personas LGBTI, comunidades afrodescendientes, entre otras, donde especialmente en las redes sociales persisten discursos de odio.

Los discursos de odio por motivos racistas son comunes en países como Brasil y Colombia, donde la población afrodescendiente es discriminada en los espacios online. Niousha Roshani describe esta situación en su libro Grassroots Perspectives on Hate Speech, Race, & Inequality in Brazil & Colombia.

En la publicación se indica que la población, especialmente los jóvenes afrodescendientes, luchan por encontrar representaciones positivas de ellos mismos en la red, y que usualmente lo que encuentran son mensajes marginadores. En este sentido, manifiesta que comúnmente son vistos como la causa de problemas sociales y no son incluidos en las soluciones.

«Estas imágenes construidas por discursos discriminatorios en línea limitan las capacidades y libertades de los jóvenes fuera del mundo online, prohibiéndoles perseguir oportunidades que pueden mejorar sus vidas, que les permitan contribuir en sus comunidades, y construir confianza social».

En cuanto a la población con algún tipo de discapacidad, El Informe Mundial sobre Discapacidad, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial(BM), señala que existen aproximadamente 62 millones de niños y niñas en edad escolar primaria que tienen discapacidad y 186 millones de niños y niñas con discapacidad que no han logrado completar la educación primaria. Mientras que menos de un 2% de los niños y niñas con discapacidad en países en desarrollo están en la escuela.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad estipula la obligación de los Estados que la ratifican de promover la investigación y el desarrollo en el ámbito de las tecnologías, que abarcan, entre otras cosas, ayudas para la movilidad y dispositivos técnicos de apoyo (Art.4) y asegurar  el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones, al entorno físico, el transporte, la información y las comunicaciones (Art. 9).

La UNESCO, en el Informe sobre el Uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en la Educación para Personas con Discapacidad, define ciertos criterios que se deben tomar en consideración para las buenas prácticas en cuanto a la inclusión en las TIC de las personas con discapacidad, estas incluyen:

  • Políticas de accesibilidad a la información.
  • Estrategias de uso de las TIC en la educación.
  • Uso innovador de las TIC (asequibles, accesibles y adaptables).
  • Uso de tecnologías asistivas/adaptadas (TA)
  • Uso de los recursos educativos abiertos (REA)
  • Uso de recursos de software libre y de fuente abierta (FOSS)
  • Uso del formato de documento abierto (ODF)
  • Uso de los estándares de accesibilidad Web (W3C)

Además en el informe se indica que:

«Los mayores obstáculos para las personas con discapacidad y sus organizaciones son la invisibilización, la falta de políticas públicas que articulen los ámbitos educativo-laboral-social, un marco legal débil para la defensa de los derechos, la confusión entre organizaciones de personas con discapacidad y organizaciones prestadoras de servicios, el desconocimiento de derechos y de mecanismos de exigibilidad, no saber sobre las ventajas que conlleva el uso de las TIC, y las pocas posibilidades de acceso».

Sin lugar a dudas son muchos los desafíos pendientes en esta materia; la noticia positiva es que algunas iniciativas se están haciendo cargo de afrontarlos.  

Principales Barreras y limitaciones del entorno digital